Porque solo un instante dura su enojo, pero toda una vida su bondad. Si por la noche hay llanto, por la mañana habrá gritos de alegría.
(Salmo 30:5)
Dichosos los que lloran, porque serán consolados.
(Mateo 5:4)
Cuando nos sentamos a mirar las fotos de amigos y familiares en las redes sociales, a veces olvidamos que entre aquellos momentos de alegría y otros, seguro que hubo fases difíciles en sus vidas. Sí, y eso es lo mismo que sucede con nosotros. De vez en cuando enfrentamos noches oscuras y frías que surgen de repente y nos hacen llorar. En esos momentos tristes de la vida podemos encontrar siempre el mejor consuelo en el Señor, nuestro Dios.
Los versículos de hoy nos hablan sobre ese tiempo de llanto, de lamentación y quebranto por el cual pasamos en algunos momentos de nuestra vida. Son situaciones de angustia, de soledad, dolor, desesperación, pérdida… En fin, diversas aflicciones que nos atacan y nos hacen ver lo vulnerables que somos y cuánto dependemos de Dios. Pero mantén la esperanza, ¡el consuelo llegará!
Tal vez estás pasando por una de esas «noches de llanto» en tu vida… Recuerda que el Señor es un Dios presente. Él no te abandona. Hay luz y consuelo en él. El Espíritu Santo intercede por tu causa y trae el ánimo que necesita tu corazón.
Pasando por la noche
- Ora a Dios, desahógate y entrégale las situaciones difíciles que estás enfrentando.
- Aunque sea sin palabras, derrama tus lágrimas y tu corazón delante de Dios, pues él te puede ayudar.
- Busca refugio diario y aliméntate de la Palabra de Dios.
- Pide oración. Llama a los hermanos intercesores para que se unan contigo durante esta etapa difícil.
- Conversa y comparte tu problema con alguien más maduro en la fe. Dios también usa a las personas para que nos consuelen y nos apoyen.
- Ten esperanza y gratitud, pues Jesús prometió que todos los que lloran serán consolados.
Para orar:
Señor, no encuentro palabras ni fuerzas para expresarme. ¡Ayúdame a orar! Tú sabes que mi aflicción es grande y sabes sobre los problemas que he enfrentado. ¡Padre, todo parece oscuro y sin salida! Dame las fuerzas necesarias para seguir. Quiero poner a tus pies esta humilde oración junto con mis lágrimas. Ayúdame, pues solo confío en ti, Señor. Quédate conmigo ahora y siempre. En el nombre de Jesucristo, amén.